martes, 30 de marzo de 2010

Mientras la mente florece...

Mi maldita mente no logra crear la continuación del juego que hemos comenzado mi musa y yo. Mientras tanto, aquí les dejo un pequeño, pequeñísimo y muy bizarro relato.


Allanamiento de Morada



En cierta ocasión, tras llegar a mi hogar, agobiado por el trajín de mi desgastante rutina, me dirigí hacia mi habitación, con la firme y única intención de caer renido entre los brazos de mi mullido lecho. Sin embargo, mi plan se vió abruptamente interrumpido en el momento en que un intruso, un vil allanador se cruzó en mi senda

Al principio desconcertado por su presencia, mi sorpresa tornó en cólera al darme cuenta de que el intruso no solo no parecía culpable ni amedrentado, sino que se creía dueño total de mis propios dominios.

Mirándome con un aire de seguridad total, no parecía inmutarse ante mis advertencias, por el contrario, el infame despojador se burlaba de mis acciones, al imitar todas mis palabras y gestos.

Así mismo, no mostraba ningún temor ante mis intentos por ahuyentarlo, ya que, al acercarme a el con una actitud francamente hostil, el respondía acercándose a mi con la misma cólera, retandome a cumplir mis violentas amenazas.

Finalmente, desquiciado por el total cinismo de mi rival, me sentí invadido por una furia irrefrenable y, haciendo uso de toda mi fuerza, ataqué brutalmente al altanero ofensor hasta que el cansancio me hizo detenerme.

Lentamente , recobré el aliento y, tras recoger los últimos trozos del espejo destrozado, recuperé la calma y me dirigí plácidamente a mi habitación.

sábado, 6 de marzo de 2010

"Y tu? Cual es tu historia?"

He tomado la idea de escribir esto primero porque soy malo para las historias y quiero mejorar, segundo porque mi querido blog requiere vida nueva y tercero porque la pregunta (encontrada en mi blog favorito) me parece extremadamente interesante, además de ser un buen hilo para alguna invención con breves resquicios de realidad. A ver que sale:


El sonámbulo


"Sales de tu casa, una vez mas solo, sin rumbo fijo, sin motivo para caminar y aun así, sigues tu paso errante, vagabundo entre casas llenas de sombras, calles fantasma, luces mortecinas y transeúntes sin rostro. La longitud de la ruta, elegida mas por reflejo que por decisión, es completamente irrelevante porque nunca volteas atrás, no la mides, no te cansa ni te relaja, solo caminas.


Sin saber como, sin saber porque, has llegado nuevamente al mismo lugar, es la misma calle, son las mismas casas vecinas, el mismo auto a la entrada, ni el cambio de ruta, ni la hora tan irregular, ni siquiera los constantes obstáculos te han desviado...

Su casa luce igual que la ultima vez, igual que cada vez, aunque, la verdad, no notas si ha cambiado el color, si el jardín está podado, si el perro sigue ahí, ignoras por completo si los focos siguen fundidos, ¿había antes un perro? ¿alguna vez hubo focos?, ignoras si el rosal se ha marchitado, si los arboles han perdido sus hojas, solo caminas hacia la puerta y tocas el timbre dos, tres, veinte veces, tantas o tan pocas que pierdes la cuenta pero no la intención...


Ella, por el contrario, no se ve igual, su cabello es un poco mas corto, ha adelgazado y sus ojos tienen un destello de abandono, su semblante luce distante, casi una palida silueta; cada vez mas bella, casi INALCANZABLE y aun así, cada vez mas cercana, mas tangible, mas TUYA.

Sus miradas se cruzan, y luego sus manos se unen, no hay palabras, no hay preguntas al aire, no hay respuestas rotas, solo están ustedes dos, sus labios se rozan tímidos al principio y luego, ahogandose el uno en el otro, sus cuerpos se entregan totalmente a la pasión del momento, no hay ayer, no hay mañana, no hay intermediarios ni obstáculos, no hay verdugos ni condenados; así, sin trasfondo, sin esperanzas ni desilusiones, sin culpas ni culpables, alejados del bien y del mal, se consumen en el fuego de un amor que deja de ser imposible por unas horas, por un instante...

...

...

Aun adormilado, entreabres los ojos al ver clarear la mañana, la débil luz matinal invade la habitación y, anhelante, inclinas tu cuerpo al lado opuesto de la cama, rozas su ausencia y, derrotado, te alejas de la mullida prisión...

Una vez mas estas solo...

Una vez mas has caminado entre sombras...


Has vuelto a soñar.